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Capítulo 22.

Si a Jimin años atrás le preguntaran que podría ser feliz, de seguro se hubiese reído.

Pero ahora estaba a nada de vivir en su propia casa con su alfa, se lo estaba empezando a creer.

El omega estaba realmente emocionado, en serio quería ya que el mayor le destapara los ojos, porque esperaba con ansias ver su el lugar y todo.

Su lobo estaba igual o peor que él, saltaba de un lado a otro mientras soltaba chillidos de alegría y emoción.

—Te presento nuestra nueva casa.

Destapó los ojos de su omega, retrocedió un poco mientras se mordía su labio nervioso, el alfa esperaba que le guste, no quería decepcionarlo.

Ya tenía todo planeado para seguir con el cortejo, primero le iba a enseñar la casa, cada parte y lugar, después lo iba a llevar al cuarto, el cual se demoró mucho en adornarlo como quería y hacer un nido para Jimin, cada vez que lo hacía había algo que no le gustaba, todo se volvía complicado al no tener a su lobo para que lo ayudara, extrañaba a Anouk regañándolo e insultándolo, pero él sabe que pronto volverá.

Él lo siente.

Jimin empezaba ver todo a su alrededor con una gran sonrisa, mientras sus ojos se cristalizaban, estaba parado en el lugar que se supone que compartiría el resto de sus días junto a su alfa, ¿podría ser más feliz ahora?

Después de mirar todo, se volteó a ver al su alfa con los ojos llorosos y una gran sonrisa en su rostro, veía como Jungkook se mordió su labio con nerviosismo y la cabeza agachada.

Se empezó a acercar al pelinegro hasta quedar al frente de él, agarró con delicadeza su mentón para subirlo y lo mirara a los ojos.

Se volvieron a conectar el azul y verde.

—Jungkook, esto... —dijo mirando su alrededor—. Es algo que siempre te voy a gradecer, nunca, en serio nunca pensé poder lograr este nivel de felicidad, tú sabes como me encontraste, como estaba, mi situación, nunca creí poder tener a mi destinado junto a mi —vio como los ojitos de su alfa se iluminaban—. A veces cuando me levanto, pienso que todo esto no es verdad, que estoy en algún tipo de sueño profundo del que no quiero despertar —le dijo sincero mientras acariciaba su mejilla haciendo que este se restregara más en él, buscando mas contacto—. Y pensar que puedo tener una vida llena de alegría, poder tener un hogar, porque eso eres tú Kook, mi hogar, mi alfa, mi compañero de vida —se abrazó a su alfa muy fuerte, como si temiera a estar soñando—. Te amo mucho alfa —y empezó a llorar en el pecho del otro.

—Yo también te amo omega. Mucho —le respondió también abrazándolo con fuerza, ocultando en su cuello, oliendo su exquisito aroma.

—¿Me darías el placer de enseñarme la casa, mi hermoso alfa? —pestañeó mirando a su alfa con una hermosa sonrisa.

—Claro mi estimado omega —contestó de igual manera siguiéndole el juego.

El ojiverde le empezó a mostrar toda la casa, comenzó con la cocina y hubo un pequeño problema, los taburetes y alacenas eran altos como la altura de Jungkook pero un poco más, el omega hizo todo un berrinche de que porque estaba alto, y que de seguro el alfa lo planeó todo, y siguieron discutiendo hasta que llegaron a la conclusión que Jungkook le compraría un banquito.

Siguieron por el jardín que se podría decir que ya era el lugar favorito de Jimin, todo era tan bonito ya estaba pensando que podría decirle al alfa que si podrían tener un perrito, ya se lo imagina correteando, además sabía que al mayor le encantaban los perritos, también pensaba que podían hacer un huerto y tantas cosas más, también había una linda piscina que se le podía cambiar la temperatura, claro que disfrutaría esa piscina al máximo.

Después empezaron a subir a la segunda planta donde habían cinco dormitorios, uno tenía vista al balcón, otro al vecindario, Jungkook llevó al omega al dormitorio donde sería la habitación de los dos, el que tenía el balcón al vecindario, y cuando el castaño entró sus ojitos volvieron a lagrimar. ¿Acaso era tan afortunado?

—Mi precioso omega —le habló Jungkook mientras agarraba las manos del menor quien estaba con un tierno puchero que lo hizo sonreír—. Sé que hemos pasado por muchas cosas estos últimos meses, desde que que Hwan me sec... —no pudo terminar porque el gruñido del castaño lo interrumpió, e hizo que soltara una risita—. Desde que pasó eso no pude terminar tu cortejo —lamentó—. Pero... —agregó—. ¿Omega me permites terminar mis tres días que me faltaban de cortejo, para poner una hermosa marca en tu cuello y todo el mundo sepa que eres mi omega, solo mío y de nadie más? —le dijo el alfa mientras lo abrazaba con posesividad, marcándolo con su aroma haciendo que el omega ronroneaba.

—Claro que acepto —le dijo—. Otra vez —rió un poco y lo besó con muchos sentimientos, después mordió el labio de Jungkook haciendo que él gruñera, empezando a calentarse.

—Soy capaz de tomarte aquí mismo Jimin, debes saberlo —le avisó mientras lo seguía besando.

—¿No te gustaría estrenar al dormitorio? Porque a mi si —contestó separándose del beso.

—Pero yo quiero que sea especial —le dijo el alfa, mientras escondía su cara en el cuello del castaño.

—Mientras sea contigo para mi todo es especial Kook —y le empezó a dejar chupetones en el cuello al alfa.

El alfa estaba gruñendo igual de excitado, su erección había comenzado desde que el omega le había mordido el labio, sentía que su vista se nublaba, algo se estaba despertando en él, creía saber que era pero no lo impediría.

—OMEGA —gruñó el pelinegro.

Eso lo hizo parar inmediatamente y subiera su cabeza de forma rápida para verlo. Los ojos de Jungkook eran rojos.

Su lobo había vuelto.

—Anouk.

Poco a poco la vista de Jimin se iba nublando, dando paso a Rayco, tomando el control que lo veía con sus ojos amarillos.

—¡ALFA! —le gritó mientras se acercaba a él besándolo desesperadamente.

—No tienes idea de cuanto te extrañé omega —le gruñó en el beso.

—Y yo a ti —le respondió en el beso—. Así que por favor, compláceme alfa, necesito sentirme lleno —al decir lo último, gimió cerca de su oreja y no tuvo que repetirlo dos veces porque el pelinegro ya lo había tumbado en la cama, sacándole toda la ropa, haciéndo él lo mismo.

—Te dejaré sin caminar pequeño travieso.

Y comenzó una noche llena de muchos sentimientos, más que solo sexo, fue donde se volvieron a encontrar omega y alfa.

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